Estamos ya en Navidad. Esa época del año que incita a compartir, a estar con la familia. Con independencia de las creencias religiosas de cada uno y las ansias consumistas, las Navidades son la excusa perfecta para juntarse con los amigos que no ves desde hace tiempo o con la familia que vive lejos.
Si algo nos enseña el viajar es a valorar a las personas queridas. Es en las distancia cuando echamos de menos a la gente que queremos y recordamos. Recordamos solo los momentos buenos, llegando incluso a mitificarlos. Pero incluso esa memoria exagerada es bella y necesaria para valorar lo que tenemos y sobre todo a las personas con las que año tras año, viaje tras viaje, seguimos volviendo.
Personalmente estoy aprovechando el mes de diciembre para disfrutar de la compañía de esas personas. Las fechas incitan a ello y la conciencia de que hay que aprovechar esos momentos se hace más presente con el paso de los años.
Seguramente, si sigues este blog, habrás notado que la calidad de los posts ha bajado este mes de diciembre o al menos así lo siento yo. Como digo, este mes lo estoy aprovechando para disfrutar de los seres queridos. Pero prometo compensarte. Enero vendrá con temas fuertes en los que ya estoy trabajando pasito a pasito.
Diciembre, como mes que simboliza el fin del año y el camino hacia el inicio de lo nuevo. También está siendo el mes para planear el año nuevo. A eso también le estoy dedicando tiempo.
Me gustaría contarte mis planes para el 2016 con más concreción. Sin embargo, prefiero no hacerlo hasta que yo misma los sepa al 100% o al menos al 90%. Soy consciente de que la vida, o al menos mi vida, puede cambiar mucho en un mes o en un día. De ahí que prefiera no adelantar acontecimientos. Pero, te adelantaré una cosa 2016 huele a viaje, a movimiento, a mochila. 2016 se siente como una Vida de Viajera.
Y tú ¿cómo estás celebrando las Navidades?
