Australia es un país de dimensiones continentales que me tiene cautivada. El año pasado sentí ese primer flechazo y este he confirmado que estoy enamorada. Las horas de sol, su luz, su multiculturalidad, su acogimiento con los inmigrantes y su calidad de vida me tienen atrapada hasta las trancas.
Hace ya un mes que llegué a Sydney y desde entonces además de no haber parado he estado investigando sobre la vida local. Las primeras tres semanas las pasé hospedada en el centro de la ciudad en lo que se conoce , como la city o zona financiera. El poder ir caminando a todos los puntos turísticos e incluso a mi academia de inglés era algo que se agradecía. Durante esos días hice mucho turismo y fruto de ese patear de mi ciudad es el artículo «10 cosas gratis que puedes hacer en Sydney”. El lado negativo de vivir en el centro era el tener que hospedarme en hostales compartiendo habitación con otras 10 personas. Sin duda, no era el mejor lugar para pasar una temporada larga y mucho menos para estudiar.
Así que, a las dos semanas me mudé a una casa compartida al este de Lienfield. Un pequeño pueblo situado a las afueras de Sydney. Encontré la casa a través de airbnb y la verdad es que fue todo un acierto. Gill, la dueña, es una señora encantadora que está escribiendo las memorias de sus viajes. Sus hijas también están de vez en cuando en la casa. Son una familia muy acogedora, para que te hagas una idea, el primer día me invitaron a participar en un taller de manualidades que estaban dando a sus amigos. En la casa también viven una de sus hijas y otros cuatro inquilinos. Lo bueno es que todos los que actualmente viven en la casa son australianos y dado que el objetivo de mi estancia en Sydney es mejorar mi inglés, la circunstancia no puede ser más perfecta.
Y qué decir de la casa. Dos pisos, una veranda y una decoración que refleja empeño y que a mí personalmente me encanta. Esta llena de muebles antiguos, da la impresión de que los han renovado ellos mismos. Mi habitación fue lo que más me sorprendió. Después de estar tres meses viviendo en un hostel y teniendo en cuenta que estoy pagando lo mismo, no me esperaba enocntrarme con una habitación ensuite. Es decir, con una cama de matrimonio gigante y un baño de dimensiones parecidas sólo para mí.
El vecindario es también una maravilla, rodeado de varios parques. El verde es prácticamente omnipresente. Como no podía ser de otra manera en Australia, la naturaleza tiene unas dimensiones inabarcables. Encontrar un martín pescador en la barandilla de la veranda es de lo más habitual y por supuesto, despertarse con el estrambótico canto de los pájaros forma parte del día a día. Y seamos, sinceras, estar rodeada de pájaros que cantan es muy bonito pero… ¿de verdad tienen que empezar a cantar a las 7:00 de la mañana de un sábado?
Otra de las características de los australianos es la naturalidad con la que conviven con animales peligrosos. El primer día descubrí un cartel en la nevera que anunciaba la presencia en el vecindario de tres tipos de araña de picadura mortal. Y a mí, que me asusto con el insecto más pequeño, no me queda otra que consultar cada vez que encuentro un tipo de araña diferente.
Mi conversación con Dale, una de las hijas, respecto a los arácnidos:
– Eli: Oye, esto de las arañas acojona, ¿no?
– Dale: ( Sin mostrar ninguna alteración corporal) Sí, nos suele aparecer en la casa una cada dos años.
– Eli:(Empiezo a acojonarme y en este momento me siento como en una película de Almodóvar a punto de hacer un escena de Spanish drama) Y ¿qué haces si te encuentras una?
– Dale: Bah , la metemos en agua hirviendo y ya está.
(Muy normal pienso yo)
Fin de la conversación.
También he vivido unas elecciones estatales y he descubierto que en Australia el voto es obligatorio y si no lo haces puedes ser multado con hasta 170 dólares y en algunos casos ir a prisión.
Otra de las cosas que me llama la atención de los australianos es el supermercado. He descubierto que no solo venden las alubias en latas, como en el Reino Unido, sino que también venden espaguetis enlatados. Creo que hasta yo, que soy muy vaga en lo que a cocinar se refiere, puedo hacer unos espaguetis.
Y tú, ¿has estado en Australia? ¿Te apasiona tanto como a mí? Me gustará mucho escuchar tus aventuras en el país de las antípodas
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Eli. Me encanta lo que cuentas. Un detallito… El otro día encontré en un Carrefour de Madrid latas de espaguetis con salchichas. También de la casa Heinz. Parece que no has mirado en la sección de vagos de los supermercados de España hace tiempo.. Jajaja.
Por el resto, envidia a raudales y disfruta mucho.
Beso
Carlos
Autor
Jajajjajaj buenísimo, Carlos. Pues creí que era algo «British» y por extensión australiano. Así que está claro que la vagancia se ha extendido por todo el mundo jjajaja
¡Besis!
Eli, mola mucho lo que cuentas, desde la sencillez y la experiencia personal. Me chifla, no dejes de escribir y de hacer fotos y sigue pasándolo genial.
Autor
Muchas gracias Rocío. Me animan mucho este tipo de comentarios 🙂