En la sección de entrevistas esta semana te traigo la historia de Julia, de Camino Salvaje. Julia está en constante movimiento y ha recorrido sola, durante 13 meses, Latinoamérica. Ahora planea su próximo gran viaje a Asia, para finales de año. No me demoro más y dejo que ella cuente su historia
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¿Cómo es tu Vida de Viajera?
Supongo que como la vida de todas las viajeras: diferente. Si tu vida es viajar ya es raro, y si encima eres mujer ni te cuento. Pero para mí es una vida perfecta.
Es una vida llena de emociones y aprendizajes. El mundo es mejor escuela que las aulas, ayuda a sacar lo mejor de uno mismo y te enseña a empatizar con los demás. Aprendes a superarte cada día, rompiendo tus propios límites. Creo que es una vida que engancha, la peor de las drogas, ¡y no la cambiaría por nada!.
- ¿Dónde y cuándo fue tu primer viaje sola?
Uf, durante mi Erasmus en 2010/2011. Me fui a Letonia a estudiar y era la única española que había elegido ese destino, ¡la única de todo el país!. Así es que ya aquel paso era en solitario. Llegar a Riga y de allí a Daugavpils (donde iba a estudiar). Me di cuenta de que me desenvolvía perfectamente a pesar de no hablar el idioma y de no haber estado jamás allí. Tomé el tren y me planté en mi universidad de acogida. Fue fácil y eso me animó a hacer otros viajes sola durante el Erasmus: Estocolmo, la propia Letonia…
No fueron grandes viajes pero me sirvieron para quitarme el miedo y las dudas que había tenido antes ante la idea de viajar sola. Sobre todo las dudas, porque nos han educado con la idea de que necesitamos que haya un hombre para cuidarnos y protegernos pero os voy a contar un secreto: es mentira.
- ¿Cómo fue viajar sola por Latinoamérica?
Pues lo cierto es que fue poco solitario. No sabes lo fácil que es conocer gente cuando viajas.
Pero en vista de lo sucedido la semana pasada con las mochileras argentinas en Ecuador, me gustaría señalar que Latinoamérica NO es peligroso, sus gentes son amables y hospitalarias. En multitud de ocasiones me invitaron a dormir en sus casas, me invitaron a comer, me trataron con cariño. Me da pena ver como en todas partes aparece ahora como peligroso e irresponsable viajar sola por allí cuando yo viví todo lo contrario.
Me enamoré de Latinoamérica y lo cierto es que volveré. Porque una cosa sí que tiene, que es inmenso, se necesita mucho más de un año para recorrerlo de cabo a rabo.
- ¿Qué le dirías a una mujer que no se atreve a viajar sola?
Que no tenga miedo. Hay mucha más gente amable por el mundo que mala gente. Y además, esa mala gente, no solo vive en países extranjeros, en nuestra misma calle también puede vivir gente agresiva o machista. Y mientras las dudas y los miedos nos consumen pensando si deberíamos o no atrevernos a la aventura la vida pasa.
Viajar (con sentido común) no es más peligroso que quedarse en casa.
- Cuéntame alguna anécdota viajera
Te voy a contar la primera que me ha venido a la mente… Estaba en Guatemala, llegué a Lanquin (un pueblo recomendadísimo) y me encontré con que era las fiestas patronales. Por un lado me encantó ver el jolgorio al llegar pero por otro suponía un problema para mi pues iba a acampar y no quería arriesgarme a que cualquier borracho me hiciera algo.
Así es que tras pensarlo un poco me dirigí por un camino y me asome por una verja a una casa. Salió un hombre indígena al que intenté explicarle lo que me pasaba para pedirle que me dejara acampar en su terreno. Cuando me entendió me dejo pasar, a lo que empezaron a aparecer niños por todas partes ¿qué hacía una gringa metida en su casa? Me enseñó donde podía poner la tienda, al lado de sus gallinas, y yo me puse a ello.
A esas alturas tenía a toda la familia mirando, comentando (en maya y yo sin enterarme de nada) y riéndose. Cuando terminé estaban asombradísimos, y más cuando les dije que aquello era mi casa. Los más pequeños se metieron a evaluar esa casa tan rara que no les convencía por ningún lado.
Estuve un rato charlando con ellos y como andaban ocupados me fui a dar una vuelta por las fiestas. Al llegar había visto gente vestida con mascaras y trajes muy coloridos y quería verlo más de cerca. Se lo dije al hombre que me contestó que la puerta estaría abierta cuando llegara aunque ellos estuvieran dormidos. Maravilloso.
Me marché encantada. Había encontrado un lugar estupendo. Estuve cenando por ahí y curioseando por todas partes hasta que muerta de sueño volví a la casa.
Iba por el camino y al llegar a la verja escucho a un perro ladrarme muy amenazadoramente. Mierda, pensé, ¿tenían perro? Yo no lo he visto. Decidí caminar un poco más con la esperanza de haberme equivocado de entrada. Pero no. La puerta custodiada por el perro era la mía.
Volví a la entrada del perro que retomó su defensa de la casa. Intenté hablarle con amor, con dureza, con autoridad. Nada. Estaba claro que por aquella puerta no iba a pasar. Cuando me di cuenta de eso empecé a recorrer la verja con la esperanza de que estuviera abierta por algún lado. Nada de eso.
Entonces vi una zona que no era verja y que correspondía con la cocina (quizás debería explicar que salvo las habitaciones donde dormía la familia todo eran espacios de tres paredes, la cocina era una zona para hacer el fuego con un fregadero y un techo de uralita). Vi que en la zona que correspondía con la cocina había un pequeño agujero. Era el fregadero, la parte de abajo estaba abierta. Era lo único que podía hacer. Sin pensármelo mucho me eche al suelo y me empecé a arrastrar hasta el otro lado, siempre con el miedo de que el perro apareciese enfrente. No apareció. Y menos mal.
Cuando pienso en cosas ridículas que me pasaron durante el viaje me acuerdo de esta. Arrastrándome por el suelo para pasar por debajo de un fregadero y poder irme a la tienda de campaña.
A la mañana siguiente no vi al perro.
- ¿Cómo haces para viajar tanto?
Lo más importante es que siempre intento minimizar los costes. Hago autostop, acampo y hago la compra para cocinar yo misma. No te haces una idea de lo poco que se gasta viajando así. Además de voluntariados a cambio de alojamiento y comida, couchsurfing… Existen decenas de maneras de no gastar mucho al viajar. Nunca he sido una persona muy gastosa. Con lo imprescindible me vale.
Y cuando puedo paro a trabajar en algo que me vaya a aportar algo de ingresos para continuar la ruta.
- ¿Qué significa para ti viajar?
Vivir. Significa estar vivo y ser consciente de ello. Significa aprovechar cada día de tu vida.
Entiendo que no todo el mundo lo vea de la misma manera pero para mí viajar es imprescindible. Es lo que me hace sentirme viva. Desde que probé lo que era viajar sin billete de vuelta esto se ha convertido en mi vida. En lo que quiero hacer cada día.
- Dame un motivo para viajar sola
¿Solo uno? Pues si tuviera que elegir me quedaría con la superación. Cuando viajas sola y no tienes a nadie para que te ayude aprendes a superarte a ti misma cada día. Las dificultades hacen que vayas sacando lo mejor, sacando fuerzas de donde parecía que no las había, sacando entusiasmo cuando estas cansada. Y eso te va enseñando los recursos que tienes como persona, te va enseñando a superarte y ser una mejor versión de ti misma.
- ¿De todos los lugares en los que has estado cuál es el que más te ha gustado y por qué? ¿Y el que menos?
Uy, esto me lo han preguntado muchas veces y nunca sé que contestar, elegir un lugar cómo el mejor o el peor es complicado. Todos los lugares tienes cosas buenas y malas.
Si tuviera que elegir supongo que lo haría por el que más me sorprendió. Para bien me sorprendió Bolivia. No sabía muy bien que me iba a encontrar en el país andino y lo cierto es que me encantó. Es un país con mucha personalidad, una gran población indígena que llena de color la impresionante geografía del altiplano. Me pasó igual en Guatemala, otra maravillosa sorpresa.
Y me decepcionó Costa Rica. Siempre me da pena reconocerlo pero es la verdad. Había escuchado tantas cosas sobre su naturaleza que cuando llegue y vi lo explotado que estaba todo me decepcionó. Me decepcionó ver que el país se había vendido al turismo en desfavorecimiento de su propia población. Que Costa Rica ya no era el país de los ticos, sino un parque temático para los turistas occidentales.
- ¿Qué no puede faltar en tu mochila?
Mi libro electrónico, no me muevo de casa sin él. Llevo miles de libros ahí y es que me encanta leer. Bueno eso y mi cuaderno de notas. Además van en la mochila pequeña, esa que lleva las cosas más valiosas.
En Ecuador me robaron la mochila grande, donde llevaba toda mi ropa, mi saco de dormir, toalla, las cosas de aseo… Esas cosas tan necesarias. Pues yo di gracias al cielo porque no se habían llevado la pequeña y aún tenía mi libro y mi cuaderno. A ver, es que el cepillo de dientes es reemplazable, me puedo comprar otro, pero el cuaderno con todas las anotaciones del viaje… eso no tiene precio.
- ¿Cuál es tu próxima aventura?
En Junio me voy todo el mes a Islandia gracias a un sorteo de Iberia Express durante el AtrapalóBirratour (¡¡yujuu!!). Y a finales de año comienza mi ruta por Asia. Que tengo ganas de viajar por allí desde que volví de Sudamérica.
Yo lo que peor llevo del mundo es estar parada muchos meses en un mismo lugar…. Así es que siempre estoy pensando en nuevos viajes, rutas, mirando blogs con recomendaciones, muy friki.
- Por último, ¿dónde podemos encontrarte? (Blog, redes sociales, lo que te interese promocionar)
Pues podéis encontrarme en la web de Camino Salvaje .Y en Facebook, Twitter e Instagram buscando Camino Salvaje.
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