En un pueblo de apenas 20.000 habitantes al noroeste de la costa taiwanesa, y a una hora apenas de su capital, tuvo lugar un fenómeno único durante los años 60. Entre los arbustos, abandonados y al borde del desprendimiento subyacen los restos de lo que fuera un antiguo resort. Hasta aquí todo normal más allá de la nostalgia que pueda desprender un conjunto de edificios semi derruidos frente al mar. Leer mas